El sueño de Wasim Abu Sal, el primer boxeador olímpico palestino

En la ciudad de Ramala, bajo ocupación israelí, un joven boxeador de 20 años se ha forjado un camino inspirador y se convirtió en el primero que representa a Palestina en este deporte en París 2024.

"Representar a Palestina en un escenario internacional es un honor para mí", cuenta Wasim Abu Sal, un joven boxeador de 20 años que logró convertir el cuadrilátero en un escenario de resistencia. Foto: Cortesía de Wasim Abu Sal.
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"Representar a Palestina en un escenario internacional es un honor para mí", cuenta Wasim Abu Sal, un joven boxeador de 20 años que logró convertir el cuadrilátero en un escenario de resistencia. Foto: Cortesía de Wasim Abu Sal.

En pleno corazón de los territorios palestinos ocupados desde 1967, donde los sueños suelen toparse con la brutal agresión israelí, hay una historia que rompe todos los pronósticos. Wasim Abu Sal, un joven nacido bajo la sombra de la ocupación en Cisjordania, logró convertir el cuadrilátero en un escenario de resistencia. Su camino desde el ‘Elbarrio Gym', lugar donde entrena, hasta París 2024, no es solo una proeza deportiva, sino todo un símbolo de tesón para su pueblo.

"Representar a Palestina en un escenario internacional es un honor para mí", cuenta Wasim en diálogo exclusivo con TRT Español. "Pude izar la bandera palestina en uno de los eventos deportivos más importantes durante estas situaciones difíciles. Fue el mejor sentimiento y el mejor momento de mi vida", añade.

La delegación palestina en los Juegos Olímpicos de París 2024 cuenta con ocho atletas, pero solo Wasim y Mohammed Dwedar, de Jericó, residen en los territorios palestinos ocupados.

"Mi padre me metió en el boxeo cuando tenía 12 años", relata Wasim. "Mi familia me apoyó al máximo desde el principio. Me decían: 'Tú a lo tuyo, que nosotros te respaldamos'. Lo único que me pedían era que lo dejara todo en los entrenamientos; de todo lo demás se ocupaban ellos".

Este respaldo familiar fue clave en un contexto donde hay pocas oportunidades y muchos obstáculos. La ocupación israelí, además de restrigir la libertad de movimiento de los palestinos, limita su desarrollo deportivo.

Entrenamiento bajo la ocupación israelí

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FOTO: Las restricciones de la ocupación de Israel han representado una serie de obstáculos para Wasim tanto en la parte física como en la posibilidad de reunirse con su entrenador. Foto: Cortesía de Wasim Abu Sal.

"Como cualquier deportista palestino, me he topado con innumerables dificultades", recuerda Wasim. "Mientras otros boxeadores pueden entrenar con compañeros de su peso, yo no tenía con quién practicar en la categoría de 57 kilos. Los controles militares me impedían reunirme con atletas de Jerusalén, y la situación en Gaza hacía imposible el contacto con deportistas de allí", continúa.

Esta realidad forzó a Wasim a ingeniárselas para seguir entrenando: "Me tocó practicar con un boxeador de mayor peso. Yo tenía que frenarme para adaptarme a su ritmo, mientras él se contenía para no usar toda su fuerza. Era como intentar cuadrar un círculo".

Los obstáculos no se limitaron al entrenamiento físico. El entrenador de Wasim, Ahmad Harara, reside en El Cairo y tiene vetada la entrada a Cisjordania ocupada por las restricciones que Israel ha impuesto. Esto les obliga a realizar toda la preparación a distancia. "Imagina a un atleta que se prepara para los Juegos Olímpicos a través de una videollamada", explica Wasim con frustración.

A pesar de estas dificultades, o quizás motivado por ellas, Wasim ha logrado éxitos destacados a lo largo de su carrera. Ganó el bronce en los Juegos Deportivos Árabes de 2023 y la plata en la Copa Montenegro de Boxeo en el año 2021. Además, alcanzó los octavos de final en los Juegos Asiáticos de 2022, celebrados en 2023.

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Para Wasim todos su logros van más allá de lo personal. Cada victoria, cada medalla, es una ventana para que el mundo conozca la causa palestina y la realidad de su comunidad. Foto: Cortesía de Wasim Abu Sal.

Sin embargo, para Wasim, estos logros van más allá de lo personal. Cada victoria, cada medalla, es una ventana para que el mundo conozca la causa palestina y la realidad de su comunidad.

"No vine aquí solo para participar", afirma Wasim a TRT Español. "Quería traer medallas, y espero lograrlo en los próximos Juegos Olímpicos. Voy a entregarlo todo para conseguirlo".

Protesta silenciosa en la ceremonia inaugural

Wasim dio de qué hablar en los Juegos Olímpicos de París desde el primer momento. En la ceremonia inaugural se plantó con una camiseta que llevaba bordados aviones de guerra soltando misiles sobre niños jugando, junto a la palabra "libertad" en árabe.

"Me puse esta camiseta para mandar un mensaje alto y claro: todos los niños, no solo los palestinos, tienen derecho a una infancia sin miedo. No deberían caerles bombas mientras juegan un partido", explica Wasim

Estas palabras, tan directas e impactantes, destapan la agressión israeli que viven los niños palestinos. Su denuncia trae a la memoria tragedias recientes, como el bombardeo en Jan Yunis que se cobró la vida de 30 desplazados en una escuela mientras veían un partido.

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La presencia de Wasim en las Olimpiadas cobra un significado aún más hondo en el marco de la escalada de violencia en Gaza y la brutal ofensiva israelí. Foto: Cortesía de Wasim Abu Sal.

También nos retrotrae a la masacre de 2014, cuando Israel asesinó a cuatro niños en una playa de Gaza con un dron armado con misiles.

"El mensaje que quiero enviar no va en contra de la carta olímpica", asegura Wasim. Jibril Rajoub, al frente del Comité Olímpico Palestino, aseguró que antes del evento consultaron con el comité organizador local de los Juegos Olímpicos de París para comprobar que la camiseta de Abu Sal cumplía con la normativa.

La presencia de Wasim en las Olimpiadas cobra un significado aún más hondo en el marco de la escalada de violencia en Gaza. Desde octubre de 2023, más de 40.000 palestinos han muerto en Gaza bajo el fuego israelí, incluidos unos 400 deportistas.

Entre las bajas destacan figuras del deporte palestino como Majed Abu Maraheel, pionero olímpico y portaestandarte en Atlanta 96, quien falleció en junio por un fallo renal al no recibir tratamiento. También cayeron el futbolista Mohammed Barakat, durante una incursión israelí en marzo, y la karateca Nagham Abu Samra, por las heridas de un bombardeo.

Frente a esto, varios activistas han clamado sin éxito que se vete a Israel de los Juegos Olímpicos. Jibril Rajoub pidió el boicot en una misiva al Comité Olímpico Internacional (COI), rechazada por su presidente, Thomas Bach.

Doble rasero olímpico

El agravio comparativo salta a la vista: mientras Rusia quedó fuera de París 2024 por quebrantar la Carta Olímpica al anexionar entidades deportivas ucranianas tras la invasión de 2022, Israel compite pese a los crímenes de guerra en Gaza.

"Esto demuestra que ciertos organismos internacionales aplican las normas a su conveniencia, pasando por alto la Carta Olímpica", sentenció Rajoub al pisar suelo parisino con la delegación palestina.

"Antes de entrar al ring, mi entrenador me dice: 'Recuerda a los mártires, recuerda a los niños, recuerda a los prisioneros'. Todo esto me motiva", dice Wasim.

Para él, cada combate es una oportunidad de representar a su pueblo y a quienes han visto sus sueños truncados por la ocupación. "No lo hago solo por mí, sino por todos los jóvenes que me ven y sueñan con llegar a unos Juegos Olímpicos", afirma.

La fortaleza de Wasim refleja la de su gente. Criado bajo la ocupación, ha convertido la adversidad en motor. "La situación en Palestina me impulsa a ser más fuerte", asegura. "En Gaza, nadie conoce su destino. En cualquier momento, alguien puede morir. Todo esto me afecta, pero intento canalizarlo de forma positiva", comparte.

El boxeador recuerda con pesar a su amigo Samih Masoud, quien quedó tuerto tras un ataque israelí, truncando su carrera boxeadora. "Samih se preparaba para competir en Asia cuando un bombardeo le arrebató su sueño de boxear", relata Wasim.

Boxear por Palestina

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La historia de Wasim es un espejo de la realidad de los deportistas palestinos y de un pueblo que lucha por su reconocimiento. Foto: Cortesía de Wasim Abu Sal

A pesar de los obstáculos, Wasim mira al futuro con optimismo. Su presencia en los Juegos, como primer boxeador palestino en la cita olímpica, marca un hito para el deporte de su país. "Con 12 años, me inspiraba viendo a mi hermano competir en Asia", recuerda. "Mi padre me abrió el camino y ahora estoy en los Juegos. Espero ser ese referente para los niños que vienen detrás", expresa.

De cara a Los Ángeles 2028, Wasim lo tiene claro: "Solo pienso en entrenar, entrenar y entrenar".

Más allá del ring, el boxeador palestino busca cambiar la percepción sobre su gente. "Quiero que vean que amamos la vida", afirma. "Vengo de una tierra marcada por la muerte, pero hay mucho por lo que vivir. Aprovechamos hasta la más mínima oportunidad".

La historia de Wasim es un espejo de la realidad de los deportistas palestinos y de un pueblo que lucha por su reconocimiento. En una zona donde escasean las oportunidades y abundan las trabas, este joven ha superado retos que trascienden lo deportivo.

"Estoy aquí por mi bandera, no por mí", concluye Wasim. "Vengo a transmitir el mensaje de mi país. Mi entrenador me enseñó a no ser egoísta".

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