La apuesta de Trump en Gaza es una continuación del oscuro legado de EE.UU.
Con el mayor poder militar y económico del mundo, EE.UU. ha impulsado durante mucho tiempo una agenda intervencionista y expansionista. Trump no es más que el último líder en seguir esta línea.
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La historia posterior a la Segunda Guerra Mundial está marcada por las brutales guerras e intervenciones estadounidenses que han dejado un rastro de violaciones de los derechos humanos, tropas sobre el terreno y apropiaciones territoriales. Foto: Reuters
Ramsey Clark, exfiscal general de EE.UU., alguna vez hizo una observación atemporal sobre el papel de su país en la política mundial: "El mayor crimen desde la Segunda Guerra Mundial ha sido la política exterior de Estados Unidos".
Esta declaración veraz resuena más que nunca ahora mientras el mundo intenta enfrentar el indignante complot de Donald Trump para apoderarse de Gaza.
El impredecible presidente de EE.UU. superó sus propios límites cuando recientemente presentó un plan atroz que rompió todas las normas de la diplomacia y la decencia. Propuso que EE.UU. tomara el control de Gaza, devastada por la ofensiva israelí, expulsara a sus 2,1 millones de palestinos y la convirtiera en la "Riviera de Oriente Medio".
El secretario de Estado, Marco Rubio, y la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, intentaron apaciguar las críticas asegurando que se trataba de un plan temporal y que no habría tropas en el terreno.
Pero su presidente ignoró esta cortesía y reafirmó que Estados Unidos "conseguiría Gaza" sin duda alguna. "Vamos a tomarla, vamos a tenerla, vamos a cuidarla", dijo a los periodistas en el Despacho Oval.
"Impactante", "asombroso", "inesperado", "sin precedentes": estos son algunos de los adjetivos que se utilizan en los debates para describir el plan poco práctico de Trump.
Pero si uno da un paso atrás y observa la imagen más general, el plan para Gaza no resulta tan sorprendente.
Difícilmente es una sorpresa
De hecho, un vistazo a la larga y perturbadora historia de la política exterior de Estados Unidos muestra lo contrario: que la apuesta de Trump en Gaza es, en realidad, una continuación de la agenda intervencionista y expansionista a largo plazo de Washington.
Gaza es solo un paso más en la eterna misión imperialista de Estados Unidos para entrometerse, intervenir, invadir, librar guerras y apoderarse de territorios, violando las normas diplomáticas.
Recordemos que, durante su campaña presidencial y su posterior victoria electoral, Gaza no fue el único objetivo de Trump. Había proclamado que quería que Estados Unidos absorbiera o comprara Canadá y Groenlandia, y que se apoderara del Canal de Panamá.
Incluso las tranquilas aguas alrededor de Estados Unidos están lejos de ser ajenas a la ambición geopolítica de Trump. Recientemente, la Casa Blanca hizo que Google Maps cambiara el nombre del Golfo de México a "Golfo de América" para los usuarios de EE.UU.
Una historia larga y oscura
La historia muestra que Trump es solo el último comandante en jefe de un experimentado modelo imperialista estadounidense que ha pasado de una intervención territorial a otra desde principios del siglo XIX.
Según datos del observatorio World Population Review, el Ejército de EE.UU. invadió hasta 68 países entre 1812 y 2024.
Poco después de la independencia de Estados Unidos en 1776, el pulpo de su imperialismo extendió sus tentáculos por todos los continentes: librando guerras oficiales y por asociación, llevando a cabo operaciones de intromisión abiertas y encubiertas, y apoderándose de territorios.
La historia de la agresión y la política exterior de Estados Unidos ha sido documentada exhaustivamente en un libro de 2014 titulado acertadamente “America Invades: How we’ve invaded or been militarily involved with almost every country on Earth”.
Según el libro, de los 194 países reconocidos por la ONU, Estados Unidos ha invadido al menos 84, y ha estado militarmente involucrado con 191, lo que deja fuera solo a tres países: Andorra, Bután y Liechtenstein.
Sin mencionar lo ocurrido en el siglo XIX, incluso la historia reciente, después de la Segunda Guerra Mundial, está marcada por brutales guerras e intervenciones estadounidenses que han dejado un rastro de violaciones de derechos humanos, tropas desplegadas en terrenos ajenos y tomas de territorios.
Cicatrices recientes
Este es un repaso por algunas de las infames aventuras de la política exterior de Estados Unidos desde el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945.
En 1953, Estados Unidos desplegó a la CIA en Irán para orquestar un golpe de Estado contra el gobierno democráticamente electo del primer ministro Mohammad Mossadegh. En 1960, Washington envió a la CIA a asesinar al líder congoleño Patrice Lumumba por inclinarse hacia la URSS. La propia CIA ha mostrado con orgullo sus fechorías en el Congo en su sitio web oficial.
Luego llegó el devastador compromiso de 20 años de Estados Unidos con la ex Unión Soviética en la infame Guerra de Vietnam, que se extendió desde 1955 hasta 1975.
Estados Unidos expandió la Guerra de Vietnam a través de una incursión militar despiadada en Camboya en 1970. Tres años después, intervino en Chile para apoyar la dictadura de Augusto Pinochet en 1973.
Luego fuimos testigos del dominio militar estadounidense en pleno apogeo durante la Guerra del Golfo en Iraq en 1991, la invasión de Afganistán liderada por Occidente en 2001, el regreso de la Guerra del Golfo en Iraq en 2003, el derrocamiento del gobierno haitiano en 2004, el bombardeo de Libia en 2011 y la intervención en Siria en 2014.
El objetivo de repasar esta caótica cronología de la beligerancia de la política exterior de Estados Unidos es comprender unhecho simple de la geopolítica moderna: los presidentes cambian en la Casa Blanca, pero la política exterior expansionista sigue siendo la misma.
Intervencionismo ayer y hoy
En el pasado, fue Vietnam, los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, las Guerras del Golfo y Afganistán.
Hoy, están Gaza, Canadá, Groenlandia y Panamá en la mira. Por supuesto, las próximas intervenciones pueden no involucrar un baño de sangre. Sin embargo, el pulpo hegemónico seguirá buscando nuevos objetivos.
Es importante señalar que la amenaza de Trump de apoderarse de Gaza no será fácil de ignorar para el mundo. Esto se debe a que Estados Unidos es, por mucho, el bravucón más influyente del mundo cuando se trata de bases militares en el extranjero.
Hasta hace poco, el Pentágono de Estados Unidos tenía al menos 750 bases militares en varias partes del mundo, que abarcaban alrededor de 80 países.
Estados Unidos invierte más en su ejército que los doce países que le siguen en conjunto. La mayoría de las bases estadounidenses se encuentran en Japón, Alemania y Corea del Sur.
Este estado perpetuo de enorme presencia militar estadounidense en el extranjero subraya la influencia del imperialismo estadounidense moderno. También explica por qué la Casa Blanca de Trump, a pesar de no buscar desatar guerras convencionales, tiene la audacia de reclamar derechos sobre Gaza y otros nuevos objetivos.
El exdiplomático estadounidense Henry Kissinger escribió una vez: "Un nuevo orden internacional es inconcebible sin una contribución significativa de Estados Unidos".
Desafortunadamente, durante más de 200 años hasta ahora, esa "contribución significativa de Estados Unidos" ha sido en gran medida hegemónica, no deseada y desagradable.
Trump y su plan para Gaza son solo un ejemplo de la larga serie de las llamadas “contribuciones significativas de Estados Unidos” de las que hablaba Kissinger. Lamentablemente, podrían venir muchas más: no solo durante el mandato de Trump sino también después de él.