¿Traerá la reactivación de los Acuerdos de Abraham un Estado Palestino?
Aunque las negociaciones de paz de Trump puedan reanudarse bajo su presidencia, la clave para la paz en Oriente Medio radica en abordar la cuestión del Estado palestino.
La reelección de Donald Trump ha avivado el debate sobre la reactivación de los Acuerdos de Abraham: un intento por extender la paz y la cooperación en todo Oriente Medio.
En una entrevista reciente, Trump reafirmó su compromiso de ampliar los acuerdos si es reelegido, calificándolo de "prioridad absoluta" de su administración. Sugirió que una amplia coalición de naciones de Oriente Medio podría sumarse a los acuerdos en el plazo de un año, lo que impulsaría su objetivo de fomentar la paz y normalizar las relaciones entre Israel y los países árabes.
Si bien esta iniciativa podría promover la seguridad y la estabilidad, cualquier acuerdo renovado no puede ignorar la necesidad de justicia y rendición de cuentas para el pueblo palestino, en particular para los responsables del reciente genocidio en Gaza.
La verdadera paz requiere no sólo la normalización económica y diplomática entre Israel y los estados árabes, sino también el reconocimiento de los derechos políticos palestinos y la rendición de cuentas por las violaciones de los derechos humanos, cuestiones que Trump dejó de lado durante su último mandato.
Durante décadas, la ayuda internacional ha servido como un parche para las penurias de los palestinos. Sin embargo, lo que los palestinos necesitan no es más ayuda, sino derechos políticos fundamentales.
Mahmud Abbas, presidente de la Autoridad Nacional Palestina. Foto: AA.
Más allá de la UNRWA
La posible abolición de la principal agencia de ayuda de la ONU en Gaza y Cisjordania ocupada, aunque resulta preocupante, podría ofrecer un camino para que los palestinos superen la dependencia de la ayuda humantaria y avancen hacia una verdadera autodeterminación.
La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWA) ha brindado durante décadas servicios esenciales a los refugiados palestinos, pero esta ayuda, en ocasiones, ha perpetuado una dependencia que permite que el apoyo humanitario sustituya una solución política duradera.
Sin la UNRWA, el foco podría trasladarse hacia la construcción de un Estado palestino capaz de asumir plena responsabilidad por sus ciudadanos. Esto podría desmantelar un sistema en el que la ayuda es a menudo "armada" como herramienta de presión sobre los palestinos, redirigiendo los esfuerzos hacia el establecimiento de una estructura de gobernanza autosuficiente y responsable ante su pueblo.
También, la abolición de la UNRWA solo tendría éxito si va acompañada de un serio apoyo internacional al proceso de búsqueda de un Estado palestino, garantizando que los derechos, la soberanía y las necesidades de los palestinos sean defendidos por un gobierno representativo.
Por lo tanto, el camino a seguir debe comenzar con un nuevo liderazgo palestino, elegido democráticamente y que represente genuinamente a su pueblo.
Divisiones internas
Desde las últimas elecciones legislativas palestinas en 2006 y el ascenso político de Hamás, la política interna en los Territorios Ocupados se ha fracturado por la desunión. Esta división ha creado oportunidades para la manipulación extranjera, dejando a menudo a los palestinos atrapados en una lucha política.
Mahmoud Abbas, presidente de la Autoridad Palestina (AP), fue elegido en enero de 2005, con su mandato inicial de cuatro años que debía concluir en 2009. Sin embargo, ha continuado en el poder, lo que ha generado la percepción de que está desconectado de la realidad.
Por otro lado, el brutal asalto sobre Gaza ha agravado aún más la situación de Hamás debido a las fertes bajas y los daños en la infraestructura.
En esa línea, para que los Acuerdos de Abraham logren una paz real y duradera, deben basarse en el diálogo con representantes legítimos del pueblo palestino.
Es probable que el gobierno de Trump adopte una postura más firme frente a los grupos respaldados por Irán, como Hezbollah. Sin embargo, para resolver la crisis de los rehenes y negociar la liberación de los presos políticos palestinos, Trump podría aprovechar sus relaciones con actores regionales clave (Türkiye, Jordania, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita), junto con el apoyo de Qatar, para negociar un alto el fuego, lograr la liberación de rehenes y prisioneros e impulsar la retirada de las fuerzas israelíes de Gaza.
Este alto el fuego brindaría a la comunidad internacional la oportunidad de establecer las condiciones para unas elecciones legislativas palestinas libres y justas en el plazo de seis meses.
Türkiye, junto con Egipto y Jordania, podría ayudar a mediar para lograr condiciones justas para la creación de un Estado palestino y una cooperación regional más amplia. Foto: AA.
Diplomacia regional
Los Acuerdos de Abraham, firmados originalmente en 2020 con el apoyo de Estados Unidos y con Trump a la cabeza, marcaron un paso importante en la normalización de las relaciones entre Israel y varias naciones árabes, incluidos los Emiratos Árabes Unidos y Bahréin.
Si bien promueven la cooperación económica y en materia de seguridad, los acuerdos no abordan la cuestión fundamental de la creación de un Estado palestino, una preocupación para muchos en la región.
Para lograr una paz duradera, es necesario que estos acuerdos se amplíen para incluir una solución justa para los palestinos, que les proporcione un Estado independiente con fronteras seguras.
El ministro de Relaciones Exteriores de Arabia Saudita, el príncipe Faisal bin Farhan, reiteró que el Reino no normalizará las relaciones con Israel sin un camino claro hacia un Estado palestino. En una entrevista emitida el 21 de enero de 2024 en la CNN, enfatizó que resolver la cuestión palestina es fundamental para lograr la estabilidad regional. Sus comentarios reflejan la postura constante de Arabia Saudita de que la paz no se puede lograr sin abordar las aspiraciones palestinas.
Además, las potencias regionales como Türkiye podrían desempeñar un papel constructivo en este esfuerzo. Türkiye, junto con Egipto y Jordania, podría ayudar a mediar para lograr condiciones justas para la creación de un Estado palestino y una cooperación regional más amplia.
Al trabajar en coordinación con las naciones árabes, estos países podrían impulsar un proceso de paz palestino justo y ayudar a integrar un Estado palestino justo en el marco de los Acuerdos de Abraham.
Hoja de ruta hacia una paz duradera
Una vez elegido, el nuevo liderazgo palestino debería participar en una cumbre de paz que se base en los Acuerdos de Oslo y evolucione hacia los objetivos más amplios de los Acuerdos de Abraham.
Esta cumbre debería centrarse en debatir y resolver abiertamente cuestiones fundamentales, con el objetivo de establecer un Estado palestino independiente junto a Israel. Los principios clave incluirían la retirada israelí de los territorios ocupados en 1967, incluida Cisjordania, Jerusalén Oriental y Gaza, el reconocimiento de los derechos palestinos a regresar a un Estado palestino y el fomento de una coexistencia sostenible y segura entre Israel y Palestina.
Al vincular el marco de los Acuerdos de Oslo con las aspiraciones de paz regional de los Acuerdos de Abraham, estas conversaciones podrían sentar las bases para una paz más amplia y duradera.
Una vez que se llegue a un acuerdo sobre el Estado palestino, los Acuerdos de Abraham podrían extenderse a los vecinos de Israel, incluidos el Líbano y Siria, lo que fomentaría una paz más amplia en toda la región.
Si este proceso de paz se basa en una verdadera representación palestina y en un acuerdo estatal alcanzable, se podría abrir un camino hacia una estabilidad duradera, permitiendo que más naciones se unan a una visión regional de seguridad y prosperidad para todos los involucrados.