Guerra de Sudán: "Todo lo que queremos es volver a la vida normal"

Las dificultades de la vida como refugiados afectan a millones de personas que se preparan para una mayor incertidumbre en medio de una guerra brutal.

Una familia sudanesa que huyó del conflicto en Murnei, en la región de Darfur en Sudán. / Foto: Reuters
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Una familia sudanesa que huyó del conflicto en Murnei, en la región de Darfur en Sudán. / Foto: Reuters

Los recuerdos de la vida que solía llevar son ahora las únicas posesiones de Tijjani Musa. Recuerda con nostalgia la calidez de su hogar, la alegría de las conversaciones en la mesa y todos los demás placeres sencillos de la vida cotidiana. Eso fue antes del 15 de abril de 2023.

Ahora, mientras los ecos de la guerra resuenan en los hogares abandonados de todo Sudán, lo único que queda por destruir es la fortaleza de millones de civiles que han afrontado un sufrimiento sin precedentes durante un año.

"Antes de que comenzaran los combates, teníamos acceso a todo lo que queríamos. Teníamos una casa y un coche. Había agua, comida y medicinas. Podíamos ir a donde quisiéramos. Podíamos comunicarnos con quien quisiéramos", cuenta Tijjani a TRT África.

Él y su familia vivían en el barrio Ombada de Omdurman hasta que los combates entre las Fuerzas Armadas Sudanesas y las Fuerzas paramilitares, no sólo los obligaron a abandonar su comunidad, sino que también los dejaron dispersos.

Ahora se encuentran entre los casi nueve millones de sudaneses desplazados que esperan que un rayo de esperanza se filtre a través de la oscuridad. Cerca de dos millones se han trasladado a países vecinos.

Según varias estimaciones, más de 12.000 civiles han muerto en el fuego cruzado durante el año pasado.

"Ahora vivimos en las afueras de Ombada, en una zona conocida como Sijnilhuda, que es como una prisión", lamenta Tijjani.

"Un año después de que estallara la guerra, hemos sobrevivido, pero seguimos enfrentando problemas para conseguir incluso las necesidades más básicas. No hay paz en nuestras vidas".

La zona donde Tijjani y muchos otros buscaron refugio está custodiada por militares, lo que supuestamente hace que la zona sea relativamente más segura que vivir en Ombada.

"En nuestro barrio te pueden golpear y asaltar. Hemos descansado de las palizas, de los ruidos de los disparos y del miedo a ser atacados", explica.

Familias dispersas

Aunque la relativa seguridad de Sijnilhuda le ofrece un respiro del miedo constante a los ataques, Tijjani todavía tiene que lidiar con el hecho de no ver a algunos de sus seres queridos.

"Dadas las malas condiciones de vida aquí, algunos de mis hijos se han ido a Egipto y Libia", explica a TRT Afrika.

Comunicarse regularmente con ellos es un desafío ya que la industria de telecomunicaciones de Sudán ha recibido un duro golpe a causa de la guerra.

Desde que comenzaron los combates, los bandos en conflicto han utilizado cierres forzosos de Internet como arma para detener el flujo de información.

Access Now, una organización que busca salvaguardar los derechos digitales de las personas en riesgo, considera que estos actos equivalen a negar a los ciudadanos información que podría salvar vidas.

Amnistía Internacional también ha pedido que se ponga fin a las interrupciones de los servicios de telecomunicaciones en el país, argumentando que tales acciones están obstaculizando los esfuerzos humanitarios.

"Este apagón está afectando a poblaciones ya vulnerables que han tenido que soportar conflictos durante casi un año", comenta Sarah Jackson, directora regional adjunta del grupo para África Oriental de Amnistía Internacional. "Sin comunicación, es probable que las operaciones humanitarias y los servicios de emergencia se detengan por completo, poniendo en riesgo millones de vidas", afirmó.

Al igual que Tijjani, su compatriota sudanés Yaasir Ibrahim ve su incapacidad para conectarse con familiares y parientes que viven lejos como el corte más cruel en un año de tormento incesante.

"Las cosas han llegado a tal punto que si alguien quiere enviar un mensaje a un ser querido que vive lejos, la única salida es escribir una nota y enviarla con alguien a un lugar donde estén disponibles los servicios de telecomunicaciones", comenta.

Creando mayor distancia

A medida que la situación humanitaria en la nación norteafricana se vuelve cada vez más grave, la atención se centra en intensificar los esfuerzos para ayudar a los civiles desplazados dentro y fuera del país.

Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, teme que el empeoramiento de la crisis humanitaria pueda llevar a los sudaneses desesperados más allá de los países vecinos donde inicialmente buscaron refugio.

"Conocemos muy bien a los delincuentes que quieren aprovecharse de la miseria de los refugiados y desplazados, ayudándolos a avanzar a un alto precio más allá del norte de África o hacia Europa", afirma.

Familias como la de Musa esperan que la guerra no dure lo suficiente como para considerar medidas desesperadas que podrían separarlos más aún.

"Lo único que queremos es volver a la vida de seguridad, unión y paz que llevábamos hace poco más de un año", afirma Tijjani.

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