El músico que ayuda en España a sanar con melodías de su tierra
Nacho Prada, musicoterapeuta español, usa la música para llevar consuelo y recuperación a quienes más lo necesitan. Relata cómo las melodías despiertan recuerdos y emociones únicas en cada paciente.
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El músico que ayuda en España a sanar con melodías de su tierra
Valladolid, España - Son las nueve de la mañana, y Nacho Prada comienza la jornada afinando su guitarra. Este joven músico y psicólogo tiene una misión única: llevar la música a donde las palabras no llegan. Su día se reparte entre asociaciones de Alzheimer, unidades de psiquiatría, escuelas de educación especial y domicilios de pacientes en cuidados paliativos.
Como musicoterapeuta, Nacho organiza su agenda de acuerdo con las necesidades de sus pacientes, adaptándose a contextos que varían tanto como las historias de las personas que trata. Su enfoque destaca por integrar la música tradicional de su tierra, conectando con raíces culturales que evocan recuerdos y emociones únicos en cada paciente, especialmente en aquellos en situaciones de extrema vulnerabilidad.
“Tenía una paciente en estado casi vegetativo, pero cuando le cantábamos las canciones de la verbena de su pueblo, algo cambiaba. Se despertaba, se levantaba de su silla, me miraba fijamente y comenzaba a vocalizar. Era increíble ver cómo algo tan sencillo lograba traerla de vuelta. De repente, empezó a cantar conmigo. Su familia no podía creer lo que veía. Desde entonces, cada vez que llegaba a su casa, su rostro se iluminaba con una sonrisa, como si la música le devolviera la vida”, cuenta Nacho.
Una disciplina que escasea en hospitales
Nacho no es solamente músico. Su formación como psicólogo le ha permitido unir mundos que pocas veces se encuentran: el arte y la ciencia, la música y la salud. La musicoterapia, una disciplina que escasea en los hospitales pero que, poco a poco, empieza a tener visibilidad, es su vehículo para tratar a sus pacientes.
Lo importante, sin embargo, no es el valor estético de las canciones, sino la capacidad para resonar en la memoria y en las emociones de cada persona. “En contextos rurales, la música tradicional tiene un arraigo muy profundo, porque forma parte de la identidad colectiva”, señala.
Nacho dedica su trabajo a la “historia sonoro-musical” de las personas. Esto es explorar canciones, sonidos y ritmos que marcaron la vida del paciente, desde la infancia hasta la adultez.
Tiempo atrás, tuvo otra paciente octogenaria, Jacinta, con una lesión cerebral causada por un tumor. Solo podía pronunciar dos palabras: “sí” y “mamá”. A través de la música, logró cantar piezas de su juventud, recuperando no solo palabras sino también una chispa de su vida antes de la enfermedad.
Lo más impactante para Nacho fue ver el efecto de estas sesiones no sólo en Jacinta, sino también en su familia: “La familia pasa de tener la percepción angustiante de tener a un ser querido con mucho dolor, a ver que esta persona vive más allá del dolor”, recuerda, “y esto es lo más importante”.
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El músico que ayuda en España a sanar con melodías de su tierra
Llevando la música tradicional a donde más se necesita
Prada se inició en la musicoterapia en una unidad de cuidados paliativos, tras cursar el Máster en Musicoterapia de la Universidad de Valencia. Allí tuvo su primer contacto con pacientes en situaciones de alta vulnerabilidad emocional y física. Poco después, comenzó a trabajar en escuelas de educación especial. Ambos contextos le permitieron desarrollar una perspectiva amplia sobre cómo la música puede servir tanto para aliviar el sufrimiento como para fortalecer la conexión emocional y comunitaria.
En el caso de los cuidados paliativos, Nacho utiliza la música para facilitar un “cierre emocional”. Esto puede incluir trabajar en los recuerdos más significativos del paciente, reconstruyendo su historia a partir de las canciones que marcaron su vida. “Hay personas que se olvidan de su enfermedad mientras estamos juntos. Durante esas sesiones, su mundo no se reduce al dolor”, comenta.
“Recuerdo a una paciente en la unidad, bastante mayor y aletargada, con demencia asociada. No reaccionaba a nada, pero cuando comencé a cantarle Cielito Lindo, algo cambió. De repente, empezó a cantar conmigo, levantó la mano y la movió como si quisiera bailar. Fue impresionante cómo la música despertó esos recuerdos y la conectó de nuevo al mundo”, cuenta.
La musicoterapia en España, en aumento
Aunque la musicoterapia no es una cura, su eficacia está respaldada por numerosos estudios que demuestran sus beneficios en pacientes de cáncer, personas con enfermedades neurodegenerativas y es de ayuda en desarrollo infantil. En España, sin embargo, la disciplina aún enfrenta desafíos, como el desconocimiento generalizado y la falta de apoyo institucional.
Mientras que algunos ven la musicoterapia como algo anecdótico o poco profesional, en algunas regiones de España se está comenzando a implementar con éxito.
En 2019, en las Islas Canarias se atendieron 1.609 pacientes en un proyecto de la Fundación Mapfre. En Vitoria, la Asociación Araba ofrece semanalmente sesiones de musicoterapia a jóvenes con autismo. Y en Pamplona, el Centro de Atención a la Discapacidad Valle del Roncal atiende a más de 100 usuarios residentes con musicoterapia.
“En otros países, como Grecia, la música tradicional es clave en terapias con personas mayores”, comenta Nacho, que asistió a una conferencia de musicoterapia allí. En ese país, las sesiones utilizan géneros como el rebético, profundamente arraigados a la cultura local.
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El músico que ayuda en España a sanar con melodías de su tierra. Fotografía de Rodrigo Mena
Prada adopta un enfoque similar en España, donde trabaja con pasodobles, coplas y jotas para conectar con generaciones mayores. Según él, conocer el repertorio musical de cada región es fundamental para lograr una conexión auténtica con los pacientes.
Mientras tanto, Nacho sueña con un futuro donde la musicoterapia sea un recurso estable y accesible en hospitales y centros de salud. “Sería increíble que las instituciones sanitarias apostaran por incluir musicoterapeutas en sus plantillas, financiando proyectos sólidos y transversales”, reflexiona.
La unión de dos mundos: hospitales y escenarios
Además de su labor terapéutica, Nacho Prada es guitarrista y vocalista del grupo folk El Nido. Con ellos ha llenado salas por todo el país, llevando las músicas tradicionales castellanas a una nueva generación de oyentes. Según Nacho, hay un renacimiento del interés por la música popular en España, liderado por jóvenes artistas que están recuperando las raíces musicales de sus comunidades.
“La música forma parte de lo que hemos sido, somos y seremos”, dice.
Cuando se le pregunta cómo combina sus dos mundos, el hospital y los escenarios, Nacho sonríe. Para él, ambos contextos comparten un hilo conductor: el poder transformador del arte. “La música tiene una capacidad única para sanar y conectar”, concluye, “y celebrar lo que significa ser humano”.