¿Podrá Kamala Harris recuperar el crucial voto musulmán en Michigan?
En el estado clave de Michigan, los votantes de origen árabe y de Oriente Medio, descontentos con Biden por su postura sobre Gaza, evalúan a Kamala Harris, oficialmente candidata demócrata.
En Michigan, un estado clave de Estados Unidos, los votantes demócratas de origen árabe y del Medio Oriente afirman que Kamala Harris tendrá que ganarse su confianza, luego de sentirse decepcionados con la posición del presidente Joe Biden respecto a la ofensiva militar de Israel contra Gaza.
La ciudad de Dearborn, hogar de 110.000 personas y centro cultural de la comunidad árabe en Estados Unidos, podría desempeñar un papel decisivo en este estado clave para las próximas elecciones presidenciales que se realizarán en noviembre.
Miembros de la comunidad a los que la agencia AFP entrevistó manifestaron su disposición a escuchar lo que la actual vicepresidenta y candidata demócrata tiene por decir para evaluar sus opciones, lo que supone un cambio de actitud significativo en comparación con la hostilidad abierta que expresan hacia Biden.
"Ahora estamos en modo escucha", dijo Osama Siblani, editor del periódico The Arab American News.
Harris, que ha prometido "no guardar silencio" ante el sufrimiento de los palestinos, se reunió recientemente con miembros del movimiento nacional "Uncommited" (No comprometidos), que encabezó la oposición a Biden durante el proceso de las primarias demócratas.
Aunque Harris no les hizo promesas claras, los líderes musulmanes locales dijeron estar impresionados por sus muestras de empatía.
Si en algo tienen la mira puesta es en la devastación que Israel ha causado en Gaza desde el 7 de octubre.
Influencia creciente
Michigan, base de las "tres grandes" fábricas de automóviles (Ford, General Motors y Chrysler), es desde hace mucho tiempo una parada obligatoria en las campañas electorales de los aspirantes a la Casa Blanca.
Las crisis económicas de la década de 1970 llevaron a muchos habitantes del llamado "cinturón manufacturero" (Rust Belt) a abandonarlo, pero los conflictos en Oriente Medio atrajeron hacia esta zona del país nuevas oleadas de inmigrantes libaneses, iraquíes, yemeníes y palestinos.
"Somos una ciudad global en la que casi el 55% de los residentes somos de origen árabe", dijo el alcalde de Dearborn, Abdullah Hammoud, en una reciente entrevista.
"Para muchos de nosotros, hablar de lo que está sucediendo en Gaza es hablar de nuestra familia, de nuestros amigos", añadió.
Famosa por ser el lugar de nacimiento de Henry Ford, Dearborn se asemeja a primera vista a cualquier pequeña ciudad estadounidense, con sus amplias calles y centros comerciales.
Pero también alberga al Centro Islámico de Estados Unidos, la mezquita más grande del país, e innumerables supermercados, restaurantes y cafeterías que sirven productos de Oriente Medio.
Silbani recuerda que cuando fundó su periódico, a mediados de los años 1980, el entonces alcalde hizo campaña con base en una plataforma en la que el "problema árabe" tenía un lugar central.
Pero a medida que el número de miembros de la comunidad fue creciendo y los hijos de los trabajadores de las fábricas se fueron convirtiendo en abogados, médicos o empresarios, su influencia política también fue aumentando.
"El menor de los dos males"
Los estadounidenses árabes y musulmanes, históricamente catalogados como conservadores en temas sociales, favorecieron ampliamente a George W. Bush en las elecciones de 2000.
Sin embargo, su lanzamiento la llamada "guerra contra el terrorismo" y las posteriores intervenciones armadas en Afganistán y Oriente Medio, que pusieron a las comunidades musulmanas en Estados Unidos bajo una fuerte vigilancia, los fueron inclinando hacia el voto demócrata.
En 2018, los habitantes del sureste de Michigan eligieron a la demócrata Rashida Tlaib, la primera mujer palestina-estadounidense en llegar al Congreso, un hito para la comunidad.
También fueron elegidos recientemente tres alcaldes árabe-estadounidenses en suburbios conocidos por su racismo histórico hacia las comunidades no blancas.
Las políticas del presidente republicano Donald Trump (2017-2021), quien apoyó a los asentamientos israelíes en la Cisjordania ocupada y prohibió el ingreso a Estados Unidos de habitantes de países musulmanes, llevaron a los electores de Dearborn a respaldar abrumadoramente a Biden en 2020, contribuyendo a la victoria de los demócratas -por un estrecho margen- en el estado de Michigan.
La comunidad está cansada de que se le pida que vote por el "menor de los dos males" y aspira a poder hacerlo por un candidato que satisfaga sus demandas. Lo que en el caso de Gaza se traduce por un alto el fuego permanente y el fin del suministro de armas a Israel.
"Creo que la vicepresidenta Harris tiene una ventana de oportunidad que puede utilizar", dijo Faye Nemer, activista comunitaria y directora ejecutiva de la Cámara de Comercio Estados Unidos-Medio Oriente. "O bien continúa la senda del presidente Biden o bien establece su propia agenda", añadió.
Según revelan varios testimonios, la designación de Tim Walz como compañero de fórmula de Harris fue acogida con agrado por los árabes estadounidenses de Dearborn.
Walz adoptó una actitud más conciliadora con las protestas contra la ofensiva israelí, a diferencia del gobernador de Pensilvania, Josh Shapiro, quien defiende una línea más dura contra los universitarios solidarios con Palestina.
Por otro lado, Harris criticó a los manifestantes propalestinos en Detroit, a quienes les lanzó: “Si quieren que gane Donald Trump, entonces díganlo”.
Esas declaraciones de la ahora candidata demócrata alimentaron la idea de que la comunidad musulmana se encuentra ante “una falsa elección”.
"Ya no nos contentamos con migajas", afirmó Soujoud Hamade, abogada empresarial y electora demócrata desde hace mucho tiempo, que esta vez se dice dispuesta a votar por la candidata del Partido Verde Jill Stein si Harris la defrauda durante la campaña electoral.