¿Cómo buscará la extrema derecha influir en la UE tras victoria electoral?
La primera prueba del nuevo parlamento, en la que se designará al próximo presidente de la Comisión Europea, puede ser en julio.
Los partidos de extrema derecha en Europa lograron importantes victorias en las elecciones al Parlamento Europeo, al capitalizar la preocupación de los votantes por el aumento de precios, la inmigración y el costo de la transición verde. Ahora buscarán utilizar los escaños que ganaron para influir en la política de la UE.
Los partidos nacionalistas, populistas y euroescépticos iban en camino a acumular poco menos de una cuarta parte de los escaños en la asamblea de la Unión Europea, según las proyecciones propias de la cámara.
Esto refleja la tendencia creciente en Occidente a alejarse de los partidos tradicionales y el status quo para optar alternativas radicales como las de Donald Trump, expresidente de Estados Unidos y posiblemente su próximo mandatario.
En elecciones anteriores, los partidos de extrema derecha plantearon abandonar la Unión Europea o su moneda única, recordando lo que pedían los partidarios británicos del Brexit. Ahora, esos mismos partidos quieren influir en el bloque desde dentro.
Países como Hungría, Italia y Eslovaquia ya tienen primeros ministros de extrema derecha, mientras que en Suecia o Finlandia los partidos de esta línea o bien son parte del gobierno o fueron necesarios para formarlo. También, en Países Bajos, el Partido de la Libertad de Geert Wilders, que se opone a la inmigración, parece dirigirse a formar parte de una coalición de gobierno.
Armida van Rij, investigadora principal del Instituto Real de Relaciones Internacionales Chatham House, explicó que las políticas de "cordón sanitario" o barreras para excluir a los partidos de extrema derecha se están erosionando.
"La gente ahora cree que no se trata de un voto perdido", dijo. En esa línea añadió que el uso extenso de las redes sociales por parte de los partidos populistas está atrayendo a los votantes más jóvenes.
Votación del líder de la UE
Gerolf Annemans, legislador del partido belga Vlaams Belang, dijo que el nuevo parlamento debería descartar el pacto de inmigración de la UE que se acordó recientemente, suavizar el Acuerdo Verde y encontrar una alternativa más derechista a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
La primera prueba que tendrá el nuevo parlamento será elegir al próximo presidente de la Comisión Europea, posiblemente en julio. Von der Leyen es la primera candidata para un segundo mandato, dado que su Partido Popular Europeo (PPE) es el grupo más votado.
Sin embargo, es posible que necesite el apoyo de algunos partidos de derecha, como los Hermanos de Italia, de la primera ministra Giorgia Meloni, para asegurarse una mayoría parlamentaria. Esto le daría a Meloni y a sus aliados más influencia.
Luigi Scazzieri, investigador del Centro para la Reforma Europea, dijo que el Partido Popular Europeo ya ha reducido sus intenciones de incluir políticas ambientales más amplias en el Pacto Verde. Scazzieri añadió que el partido también prevé agilizar los procedimientos para aumentar las deportaciones de inmigrantes y endurecer las condiciones necesarias para permitir la ampliación de la UE, así como reducir la necesidad de consenso en la toma de decisiones.
"Espero que esto se desarrolle poco a poco, en lugar de tener un efecto inmediato", dijo Scazzieri. "Ya que tienen un efecto bastante poderoso en el debate político".
Corina Stratulat, directora asociada del Centro de Política Europea (EPC), dijo que un determinante clave será el grado en que la derecha radical podría llegar unirse, pues no tienen un historial sólido.
Marine Le Pen, líder francesa de extrema derecha, ha instado a Giorgia Meloni, de Italia, a formar una gran alianza de derecha, pero el partido de Le Pen y sus aliados expulsaron a Alternativa para Alemania apenas el mes pasado. Por otro lado, una alianza de Meloni que incluyera al partido Fidesz, del primer ministro de Hungría Viktor Orban, sería una opción muy alejada de algunos de los aliados de Meloni, como el partido N-VA de Bélgica.
Un estudio del Centro de Política Europea concluyó que esta falta de cohesión significa que la derecha radical necesitaría ganar más del 70% de los escaños del Parlamento Europeo para controlar completamente los resultados de la votación, una cifra que casi con seguridad no alcanzarán.