Por qué son importantes las elecciones catalanas para el Gobierno de España

Hay mucho en juego con las elecciones catalanas: una sola pieza puede revertir el curso de toda la partida para el Gobierno de España.

El camino a la independencia no es la única cuestión en el debate catalán; el tema de la inmigración, la gestión de una larga sequía, la negativa popular a la construcción de un casino y la siempre disputada política lingüística, seguirán en el centro del debate. Imagen de archivo. Foto: Jeff J. Mitchell/Getty Images.
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El camino a la independencia no es la única cuestión en el debate catalán; el tema de la inmigración, la gestión de una larga sequía, la negativa popular a la construcción de un casino y la siempre disputada política lingüística, seguirán en el centro del debate. Imagen de archivo. Foto: Jeff J. Mitchell/Getty Images.

Las elecciones catalanas se pueden ver como unos comicios regionales sin importancia, en un momento en el que el independentismo agoniza. Pero si se observa el tablero político con más atención, se comprueba que una sola pieza, con un solo movimiento, podría revertir el curso de toda la partida.

Estos comicios anticipados en la comunidad autónoma ponen en juego a Salvador Illa, del Partido Socialista Catalán (PSC) afín al gobierno central, contra los líderes de las dos principales fuerzas independentistas: el partido conservador Junts+, liderado por Carles Puigdemont, y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), bajo el hasta ahora president, Pere Aragonès.

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Las numerosas encuestas ubican a Salvador Illa como favorito incontestable, y recuerdan el rotundo éxito que obtuvo el PSC en las elecciones del 2021, en las que se alzó con más de 1,2 millones de votos. Pero los actuales sondeos también auguran una importante subida de Junts+ y anuncian a Puigdemont como el político mejor valorado.

Puigdemont, quien huyó de España hace siete años tras un dramático referéndum de autodeterminación ilegal con el que declaró la independencia catalana de forma unilateral, promete ahora volver el día de la investidura, aún a riesgo de ser detenido.

La foto de campaña que muestra a Carles Puigdemont viajando en coche, mirando por la ventana con el cinturón abrochado y el anillo de casado, es una imagen seria y formal, pero que a la vez rompe con el clásico y estudiado retrato habitual, en el que el candidato mira a cámara en un cuadro idealizado con Photoshop.

El póster anuncia una incógnita que se cierne sobre el país ¿podría Puigdemont desencadenar una sucesión de eventos que haga peligrar la mayoría parlamentaria del Gobierno?

Una alianza entre los partidos independentistas podría concederles una mayoría, pero las recientes fricciones entre Junts+ y ERC complican cualquier alianza, principalmente por la negativa de ERC a seguir la vía unilateral hacia la independencia y preferir un diálogo con Madrid, lo cual choca con la postura del conservador Puigdemont y la fuerza de izquierdas CUP.

Illa puede optar por una administración tecnocrática o bien por buscar una coalición con ERC y Comuns Sumar, a quienes ya ha mencionado como posibles aliados. Pero esta estrategia excluiría necesariamente a Puigdemont, quien a su vez retiraría su apoyo vital a Pedro Sánchez y precipitaría un bloqueo político que pondría en peligro la gobernabilidad de España.

También cabe la posibilidad de unas nuevas elecciones al Parlament de la Generalitat, en caso de que los primeros intentos de formar gobierno fracasen. Y es que estas elecciones llegan en plena resaca de una crisis de Govern que se desató en el 2022, en la que Junts+ y la CUP escenificaron su escepticismo y exigieron al actual President Pere Aragonès que volviera a la vía unilateral por la independencia.

Desde el 2021, ERC ha logrado que el Gobierno de Sánchez firme que hay que proteger y promover la lengua catalana, que hay un “conflicto político” en Cataluña y que este conflicto debe salir de los juzgados y resolverse en el plano político. De ahí el actual proceso de Ley de Amnistía, que protegerá a los políticos y activistas independentistas, y que evitaría que Puigdemont ingrese en prisión si la ley se termina de implementar antes de su regreso y el Partido Popular no consigue retrasarla en el Senado.

Pero estos avances de Aragonès y los suyos les saben a poco a las fuerzas independentistas rivales de ERC, que insisten en convocar una nueva consulta de autodeterminación en Cataluña, lo cual sería inconstitucional.

Los principales partidos han evitado durante la campaña pronunciarse sobre la inmigración, pero la llegada de nuevas poblaciones a Cataluña sustenta casi íntegramente el crecimiento demográfico de la comunidad autónoma, que ha aumentado de seis a ocho millones en las últimas dos décadas.

Y a pesar de que los principales partidos han soslayado el tema, la formación ultranacionalista Aliança Catalana, el partido catalán de extrema derecha, ya provocó algunas declaraciones anteriores a la campaña, como la de Puigdemont, que pidió a Sánchez plenas competencias en materia de inmigración para la Generalitat, incluyendo la vigilancia y potencial expulsión de delincuentes reincidentes del territorio.

El camino a la independencia no es la única cuestión en el debate catalán; el tema de la inmigración, la gestión de una larga sequía, la negativa popular a la construcción de un casino y la siempre disputada política lingüística, seguirán en el centro del debate al comienzo de esta nueva y aún incierta legislatura.

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