La democracia de EE.UU. ha sido un experimento frágil. Ahora está a prueba
Los desafíos para la democracia de Estados Unidos van más allá de esta elección presidencial o del apoyo a los candidatos que puedan ganar. ¿Qué retos enfrenta?
Independientemente del resultado de las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2024, el experimento de la democracia del país está en peligro. Sus desafíos van más allá de esta votación o del apoyo a personalidades que puedan resultar elegidas.
Las primeras tres palabras de la Constitución de Estados Unidos son "Nosotros, el pueblo".
Reflejaban muchas promesas y esperanzas en 1787, cuando los creadores de la Constitución de Estados Unidos redactaron el documento por primera vez. En ese entonces, ningún país del mundo era una democracia.
Todos eran reinos, monarquías u otras formas de gobierno en las que ciertamente el pueblo no tomaba decisiones. Como dijo el historiador estadounidense James McGregor Burns, Estados Unidos fue un experimento, un experimento de gobierno popular.
Además, cuando Benjamin Franklin salió del Constitutional Hall en Filadelfia, le preguntaron qué tipo de país se había creado en la Constitución, y supuestamente respondió a gritos: "Una república, si pueden conservarla".
Pero, al mismo tiempo, John Jay, uno de los principales fundadores de Estados Unidos, dijo que "las personas que son dueñas del país deben gobernarlo". Esta diferencia de Franklin versus Jay captura la dualidad de la democracia estadounidense.
¿Quiénes son "el pueblo"?
El "Nosotros, el pueblo" de la Constitución no era exactamente algo inclusivo.
Los redactores eran esclavistas, comerciantes y terratenientes. Difícilmente representaban al pueblo. El documento que produjeron permitía la esclavitud, tratando a los esclavos como tres quintas partes de una persona.
Las mujeres eran ciudadanas de segunda clase con pocos derechos, entre los que no estaba el del voto. El Colegio Electoral elegía al presidente de Estados Unidos.
Sin embargo, como señaló el exjuez de la Corte Suprema Thurgood Marshall, esta democracia defectuosa mejoró con el tiempo. Fueron necesarias 27 enmiendas constitucionales, una guerra civil y un movimiento por los derechos civiles para que la promesa de “Nosotros, el pueblo” se volviera más inclusiva. Pero aún no se ha cumplido.
Fin del consenso internacional
Hay mucho que admirar de la democracia estadounidense. Ha permitido una enorme prosperidad y libertad personal para la mayoría. También una sensación de oportunidad que atrae a inmigrantes de todo el mundo. Durante más de 80 años ha sido el siglo de Estados Unidos, como lo llamó alguna vez el periodista Henry Luce.
EE.UU. ha sido el faro de la democracia en todo el mundo. Durante la Guerra Fría, y hasta el presente, fue el líder de la libertad y el garante de un orden internacional basado en las reglas.
Después de la caída del Muro de Berlín en 1989 y la desintegración de la URSS en 1991, Estados Unidos se convirtió, al menos temporalmente, en la única superpotencia sobreviviente. Pero ahora, más de 30 años después, el mundo es muy diferente.
Estados Unidos puede ya no ser la potencia dominante de otrora, y algunos incluso lo ven en decadencia, o al menos enfrentando desafíos graves.
Bajo este contexto, para algunos, el entorno internacional supone un reto a la democracia estadounidense, pues el fin de la Guerra Fría ha destrozado el consenso político que mantuvo unido al país durante décadas.
La prueba a la que se enfrenta
Algunos consideran que las fallas de la democracia estadounidense se reducen a personas específicas, y ven su futuro como algo que pende de un hilo, dependiendo de si este año resulta elegido el expresidente Donald Trump, candidato republicano, o la vicepresidenta Kamala Harris, candidata demócrata.
Sin embargo, es más que una cuestión de figuras políticas. Los desafíos de la democracia estadounidense son enormes y son previos a personajes como Donald Trump.
Manifestantes sostienen carteles durante una manifestación contra las restricciones de aislamiento por el coronavirus en Michigan el 14 de mayo de 2020. (Foto AP/Paul Sancya).
Si bien la historia de EE.UU. ha sido la de una expansión gradual del derecho al voto, también ha sufrido una tendencia contraria que busca privar de este mismo derecho a las personas.
El sufragio universal, un sello distintivo de la democracia, parece no ser ampliamente aceptado en Estados Unidos. Al punto que existe una enorme división partidista sobre quién debería votar.
Este es el único país democrático del mundo donde no existe el derecho constitucional al voto, y no hay una elección directa por parte del pueblo para determinar a su presidente.
El dinero privado distorsiona el proceso político de Estados Unidos. Vivimos en un mundo políticamente polarizado, donde las encuestas sugieren un amplio desacuerdo sobre muchos temas.
Hoy en día, Estados Unidos tiene la mayor brecha de riqueza e ingresos entre ricos y pobres que jamás haya registrado en su historia. El asesinato de George Floyd, un hombre negro, a manos de un policía blanco, a pocos kilómetros de donde vivo, señala la división racial.
Una lucha por los derechos reproductivos señala la división entre hombres y mujeres en nuestra sociedad.
Vivimos en dos mundos, separados y desiguales. Como dijo una vez Abraham Lincoln: "Una casa dividida contra sí misma no puede perdurar".
Ese parece ser el lugar en el que nos encontramos en 2024.
Una primera impresión de la Constitución de los Estados Unidos se exhibe en la casa de subastas Sotheby's durante una vista previa para la prensa el 5 de noviembre de 2021 en Nueva York (Foto: AP/Mary Altaffer).
Estados Unidos tiene la constitución más antigua del mundo, escrita durante el siglo XVIII, la era de los caballos y los carruajes, y está tratando de aplicarla al mundo del siglo XXI de las computadoras y la inteligencia artificial.
Este documento de gobernanza podría haber dejado de ser adecuado para abordar los problemas que enfrenta Estados Unidos actualmente. A medida que el país flaquea, también lo hace la democracia en todo el mundo.
Freedom House señala que después de una importante expansión de la democracia desde la década de 1970 hasta aproximadamente el año 2000, el experimento estadounidense ahora está en retroceso global. La democracia es parte del experimento global. Si falla en Estados Unidos, fracasará globalmente.
Es necesario hacer mucho para solucionar lo que aflige a Estados Unidos. Todavía está por verse si el resultado de las elecciones de 2024 podrá solucionarlo.