¿Puede Pezeshkian transformar la política interior y exterior de Irán?

Después de muchos años, un reformista logró llegar al poder en Irán. Ahora resta ver si podrá superar los desafíos.

Pezeshkian pretende alejarse del enfoque de su predecesor. / Foto: Reuters
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Pezeshkian pretende alejarse del enfoque de su predecesor. / Foto: Reuters

La elección de Masoud Pezeshkian como el noveno presidente de Irán marca el primer liderazgo reformista que llega al poder del país en dos décadas.

Al imponerse en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales con el 53,7% de los votos, Pezeshkian derrotó al candidato de mano dura Saeed Jalili, lo que señala un cambio en el panorama político de un país que ha enfrentado protestas internas y desafíos geopolíticos externos.

La amplia experiencia política de Pezeshkian incluye haber trabajado en el Ministerio de Salud bajo el gobierno del expresidente Mohammad Khatami, haber sido el primer vicepresidente del Parlamento de Irán de 2016 a 2020 y ser parlamentario en representación de Tabriz de 2008 a 2024.

Tras una participación electoral históricamente baja del 40% en la primera vuelta, realizada el 28 de junio, la segunda ronda de las elecciones registró un modesto aumento al 49,8% el 5 de julio.

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La abstención de casi el 50% entre los electores pone de relieve la legitimidad del régimen iraní y resalta los problemas subyacentes que enfrenta la sociedad.

Las elecciones también demuestran una polarización muy arraigada dentro de la sociedad de Irán. Las personas boicotearon las votaciones debido al continuo desencanto con el régimen, mientras los conservadores no pudieron consolidar su poder y los reformistas lucharon por movilizar su base.

Aún así, los resultados electorales indican un deseo público por alejarse del gobierno conservador.

Lo que se debe hacer

La campaña electoral de Pezeshkian mostró indicios sobre su manera de pensar. Como candidato habló acerca de asuntos apremiantes de política interna y externa de Irán, además de proponer medidas para un cambio transformador.

A nivel nacional, criticó la policía moral y se comprometió con reducir las restricciones de internet.

La oposición de Pezeshkian a cualquier forma de coerción sobre las mujeres y las niñas también es significativa. Durante un debate con Saeed Jalili en televisión, antes de la segunda vuelta electoral, Pezeshkian enfatizó en cómo su gobierno contrarrestaría la policía moral.

También insistió en que rechaza las restricciones de Internet y destacó que el gobierno debería desarrollar la infraestructura necesaria para proporcionar libertad de acceso a la web.

Más allá, los retos económicos, en especial los esfuerzos por controlar la inflación y aumentar el poder adquisitivo, serán áreas de atención cruciales para el nuevo gobierno.

Trazando un paralelo con las dificultades que enfrentó Khatami al lidiar con el parlamento que dominaban los principistas en su último año en el cargo, Pezeshkian probablemente deberá buscar el respaldo necesario para implementar sus modestas reformas.

Por eso, podría verse obligado a lograr acuerdos para conciliar sus políticas con los deseos del Parlamento, cuya mayoría está en poder de políticos de la línea dura.

En materia de política exterior, Pezeshkian pretende alejarse del enfoque de su predecesor y aspirar a ser más equilibrado.

En su amplia campaña electoral, Pezeshkian prometió "extender la mano de la amistad a todos".

Aunque prometió realizar cambios sustanciales en la política interior y exterior, también está claro que no tiene autonomía unilateral, en específico para decisiones cruciales de política exterior.

Más bien, es el ejecutor de una política exterior que en gran medida proviene del líder supremo Ali Jamenei.

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Masoud Pezeshkian saluda a sus seguidores mientras hace campaña en Teherán, Irán, el domingo 23 de junio de 2024. (AP/Vahid Salemi)

En los próximos días, Pezeshkian entregará las credenciales de su gabinete a Jamenei, y se espera que en el equipo del Ministerio de Relaciones Exteriores estén funcionarios experimentados que desempeñaron papeles clave en el proceso de negociación nuclear.

Una de las cuestiones más esenciales gira en torno al cambio de política exterior de Irán en esta nueva era, caracterizada por tensiones regionales.

Esta política buscará mejorar las relaciones con Occidente, que le ha impuesto sanciones agotadoras a Teherán. Los dirigentes iraníes intentarán construir relaciones constructivas con Occidente para reducir su aislamiento.

Sin embargo, la retórica suavizada debe ir acompañada de acciones concretas para revivir el acuerdo nuclear de 2015, el Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC).

Las condiciones políticas actuales en Irán, Estados Unidos y Europa difieren significativamente de las que existían cuando se firmó el acuerdo original.

Por eso, la diplomacia de primer nivel será fundamental en los esfuerzos de Pezeshkian para reducir las tensiones con Occidente.

El nuevo presidente de Irán también subrayó la necesidad de tomar medidas constructivas para reestructurar las relaciones con los adversarios occidentales y abrir canales de diálogo que permitan eliminar las sanciones.

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Los objetivos clave aquí incluyen reanudar las conversaciones nucleares, aliviar las fuertes sanciones y volver a comprometerse con Occidente, esforzándose por incrementar el estatus manchado de Irán.

Durante su campaña, Pezeshkian subrayó continuamente que la confrontación con Occidente no resuelve los terribles problemas económicos de Irán, y que se requiere una redefinición de la política exterior. Sin embargo, la eliminación de las sanciones es un obstáculo importante que hay que superar.

También se espera que el gobierno de Pezeshkian mantenga los vínculos con Rusia, China e India como parte de la política de “Mirar hacia el Este”.

Buscará ampliar sus vínculos en todo el sur global y ser un actor clave en la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) y los BRICS.

Además, el acercamiento con Arabia Saudita podría promover los objetivos del nuevo gobierno. Sin embargo, como se experimentó durante la era del expresidente iraní Hassan Rouhani, la aproximación con Occidente deterioró las relaciones entre Irán y Arabia Saudita, lo que también debe destacarse como una dicotomía interesante.

Otro desafío serán las políticas regionales de Irán en Medio Oriente y sus relaciones con los grupos que respalda, así como las crecientes tensiones entre Irán e Israel.

Como era de esperarse, la influencia de Pezeshkian aquí es limitada, ya que el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Iraní, el principal actor en el terreno, y el líder supremo dan forma predominantemente a estas políticas.

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La segunda ronda de las elecciones registró el 5 de julio un aumento, alcanzando el 49,8%. (GETTY IMAGES)

Dicho esto, el deseo de Pezeshkian de acercarse a Occidente puede entrar en conflicto con las luchas en Medio Oriente, añadiendo una complejidad adicional a la política exterior de Irán en esta nueva etapa.

En resumen, la presidencia de Pezeshkian será un soplo de aire fresco para la política interior y exterior de Irán.

Pezeshkian trabajará, ante todo, para tender puentes entre la dividida sociedad iraní y fomentar el pluralismo político, que se ha profundizado desde las protestas de 2017 y se ha intensificado tras la muerte de Mahsa Amini bajo custodia policial en 2022.

La incertidumbre permanecerá en la política exterior, especialmente en lo que respecta a la reanudación de las conversaciones nucleares, hasta las elecciones presidenciales de Estados Unidos en noviembre.

Una victoria republicana en esas votaciones afectará la trayectoria del programa nuclear de Irán, así como la flexibilización de las sanciones.

No obstante, se espera que Pezeshkian y su equipo de política exterior busquen reuniones iniciales con funcionarios estadounidenses durante la sesión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas de septiembre en Nueva York, lo que podría sentar las bases para futuros compromisos diplomáticos.

Debido a la complejidad de la política de Irán, resulta difícil proyectar los impactos potenciales de la presidencia de Pezeshkian en el panorama político, social y económico de Irán.

Sin embargo, su compromiso de colaborar y reconciliarse en cuestiones polémicas será crucial para hacer realidad su ambiciosa visión para Irán. A la vez, varios factores determinan cómo su presidencia puede transformar la sociedad iraní y su política exterior.

Los más importantes son la coordinación entre él y el líder supremo, sus negociaciones con el Parlamento y la voluntad de Occidente, particularmente de Estados Unidos, de iniciar medidas diplomáticas.

Si el líder supremo y el Parlamento no le dan a Pezeshkian suficiente espacio para implementar sus políticas, sus esfuerzos pueden seguir siendo ambiciosos.

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