Energía solar: una revolución ecológica y económica para Latinoamérica
Sólo en 2022, la capacidad instalada de energía solar fotovoltaica aumentó en Latinoamérica más de un 40%. Esto redujo gases de efecto invernadero y abasteció a comunidades sin acceso a electricidad.
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Poste solar en Manaure-Guajira, Colombia. Foto cortesía de Un Litro de Luz Colombia.
Desde hace años, la energía solar es el faro del cambio energético a nivel mundial: es la fuente de generación de electricidad de más rápido crecimiento y la que aporta más del doble de la nueva electricidad generada, según un informe de 2024 del Global Electricity Rewiew de Ember, una empresa dedicada al impulso de la energía limpia.
En Latinoamérica, una región con un potencial enorme en este aspecto, la transformación comenzó hace 20 años, cuando las energías solar y eólica se convirtieron en el 70% de todas las renovables utilizadas para generar electricidad.
Y es que las ventajas de la aplicación de este tipo de energía son muchas, tanto en su contribución a la disminución de gases de efecto invernadero como en el ahorro de dinero para los usuarios, tanto en la mejora de la calidad del aire como en la creación de puestos de trabajo.
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Iluminación solar para institución educativa de Putumayo, Colombia. Foto cortesía de Un Litro de Luz Colombia
Cómo la energía solar puede cerrar brechas de desigualdad
“Las energías renovables tienen un enorme potencial para transformar la vida de las personas en América Latina, una región que tiene una riqueza natural inigualable para aprovechar el sol, el viento, el agua y otras fuentes renovables”, explica a TRT Español Camilo José Herrera, emprendedor social y embajador de Un litro de luz Colombia, una fundación que lleva tecnología solar a comunidades vulnerables.
“Estas energías no solo son sostenibles, sino también una herramienta clave para cerrar brechas de desigualdad, especialmente en zonas rurales donde las redes eléctricas tradicionales no llegan”, explica.
Camilo vive en Cali, Colombia, pero su trabajo tiene alcance en diversas regiones de América Latina y otros 36 países. La fundación que representa trabaja desde 2011 en la superación de la pobreza a través de tres herramientas clave para las comunidades: energía, internet e iluminación. Todo ello a través del uso de tecnología solar de bajo costo.
“El acceso a la energía solar hace que comunidades remotas tengan iluminación adecuada, acceso a la educación a través de tecnologías digitales y la posibilidad de emprender actividades productivas que mejoran su economía local”, añade Camilo. “Además, las energías renovables contribuyen a mitigar el impacto del cambio climático, lo que es esencial en una región tan vulnerable a sus efectos”.
En Colombia, al igual que en muchos países de la región, el acceso a la electricidad no es estable ya que alrededor del 10% de la población del país (aproximadamente 5 millones de personas) aún no tiene acceso a la electricidad. Los colombianos que viven en las zonas rurales son los que más sufren en cuanto al acceso a energía y otros servicios.
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Iluminación con postes solares en resguardo indígena de Yunguillo, Colombia. Foto cortesía Un Litro de Luz Colombia. jpg
Para resolver este problema Camilo, con ayuda de la Fundación MyShelter, creó en junio de 2011, Un Litro de Luz Colombia, el primer programa de estas características implementado en Latinoamérica. Y lo hizo instalando una lámpara solar en una casa en el distrito de Boyacá, aproximadamente a 200 kilómetros de la capital, Bogotá.
Más tarde lanzó un proyecto piloto en Bogotá, con el que instaló lámparas solares en Ciudad Bolívar. En ese mismo año, el proyecto implementó lámparas solares para 800 familias en la ciudad de Cali. Trabajando junto a la comunidad, el gobierno y cientos de voluntarios, Un Litro de Luz Colombia ya ha iluminado a más de 4.000 viviendas, en 14 ciudades del país.
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Sistema de bombeo de agua solar, para ganado, que reemplaza 10 horas de uso de generador en Abapo, Bolivia. Foto Cortesía de WigoGreen.
Energía limpia e inclusión social
De esta manera, se han instalado sistemas de iluminación solar en sitios que vivían en completa oscuridad, como algunas comunidades indígenas de Colombia donde los postes solares no solo brindan luz, sino que también generan espacios seguros para que las personas caminen y se reúnan de noche.
La intención, además, es aplicar la energía solar a los proyectos educativos. De ese modo, las comunidades aprenderán a fabricar, mantener y replicar estas tecnologías. Esto crea autonomía, fomenta la inclusión social y empodera a las personas para ser líderes de su propio desarrollo.
“Una de nuestras experiencias más impactantes ocurrió cuando instalamos postes solares en Miramar (Colombia), una comunidad costera que había sido marginada durante décadas”, recuerda Camilo. “La llegada de la luz no solo cambió su dinámica social, sino que también impulsó actividades nocturnas como pequeños comercios y eventos comunitarios, revitalizando la economía local”.
Combustibles fósiles o energías renovables
Los combustibles fósiles, como el carbón, el petróleo o el gas, todavía producen más del 80% de energía a nivel mundial pero a costa de generar el 75% del total de las emisiones de gases globales de efecto invernadero, y casi el 90% de todas las emisiones de dióxido de carbono, lo que favorece el temido cambio climático.
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Hotel en el refugio Los Volcanes, Bolivia, con paneles solares de WiwoGreen, que reemplazan generador de diésel y cubre el 100% del consumo. Foto Cortesía de Wiwo Green Bolivia.
Para reducir dichas emisiones, como aconsejan científicos y expertos, es necesario dejar de depender de combustibles fósiles y apostar por energías limpias y sostenibles.
Paul Schulhauser es un ingeniero boliviano que trabajó durante 15 años en el sector del petróleo hasta que descubrió las ventajas de la energía solar. Hace 10 años, decidió crear la empresa WiwoGreen para acercar los usos de la energía solar a granjas y viviendas de zonas rurales.
“Bolivia es un país que casi ha agotado sus recursos de gas. Las reservas han bajado mucho y afrontamos una crisis energética. La energía solar da una oportunidad a mucha gente porque permite la generación de energía continua y poder disponer de electricidad durante todo el día”, señala Paul a TRT Español.
“Las energías renovables ayudan a mejorar las vidas de muchas personas, si no lo creyera firmemente no me dedicaría a esto. Tanto en las ciudades como en las zonas rurales supone un ahorro económico, porque es más barata que el combustible pero además permite afrontar retos como el bombeo continuo de agua para la hidratación del ganado, en zonas de campo”.
Paul insiste en que “hoy en día no tiene sentido seguir usando motores”. Los más de 500 proyectos que ya ha desarrollado se han aplicado desde en viviendas urbanas a en granjas rurales, donde ofrece sistemas de bombeo solar que se amortizan en un año.
En nuestro entorno, las fuentes de energías renovables abundan. El sol, el viento, el agua o el mismo calor de la Tierra, son recursos renovados por la propia naturaleza que además emiten muy pocos gases de efecto invernadero a la atmósfera.
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Colocación poste solar en Chimborazo, Ecuador. Foto cortesía de Un Litro de luz Colombia.
Si a esto se suman las ventajas económicas, no es de extrañar que la capacidad de energía eólica de América Latina se haya multiplicado por seis, desde 2013, y que la capacidad instalada total de la solar fotovoltaica haya aumentado en un 40,86% solo en 2022, según datos del portal de estadísticas Statista.
Por todo ello, Camilo José Herrera no duda en señalar que “el futuro de América Latina pasa por las energías renovables. Son una solución tangible, sostenible y accesible para mejorar la calidad de vida de millones de personas en la región”. Una declaración de intenciones que da esperanza a todo un continente.