Bolivia descuida el negocio del gas
La menor producción de gas durante los últimos ocho años ha puesto en duda la continuidad de los millonarios contratos de exportación de hidrocarburos que Bolivia tiene con Brasil y Argentina, los dos mayores mercados de Sudamérica.
Bolivia ha sido uno de los principales exportadores de gas natural y sus derivados en Latinoamérica, logrando ganancias cercanas a los 44.000 millones de dólares en casi 20 años.
Pero desde el 2016 la producción y la exportación de gas han caído sostenidamente por la falta de exploración de nuevos yacimientos, afectando los ingresos del Estado.
Entre el 2005 y el 2015, Bolivia se convirtió en un gran productor de hidrocarburos gracias a las notables reservas de gas natural en el sur del país.
Esta época de bonanza generó grandes ganancias debido a los importantes contratos que cerró Bolivia para vender el 80% de su producción de gas a Brasil y Argentina.
“Entre el 2005 y el 2015 se vive la época de oro. En este periodo se incrementa en un 81% la producción de gas natural pasando de 33 millones de metros cúbicos día (Mm3d) a 61 Mm3d”, explicó a TRT Español Raúl Velásquez investigador de energía e hidrocarburos en la fundación Jubileo, con sede en La Paz.
“Los ingresos del Estado por renta en estos 10 años de bonanza fueron cerca de los 28.000 millones de dólares”, agregó Velásquez.
El gas se convirtió en el principal producto de exportación de Bolivia “con más del 80% de las ventas al exterior”, agregó el especialista.
La sala de control de la empresa Transredes en Bolivia. (GETTY IMAGES)
El restante 20% de la producción de gas se utilizó en el mercado interno para la generación de electricidad, para la reconversión de vehículos a gas natural, principalmente en el transporte público; y la instalación de gas domiciliario que hasta el 2021 beneficiaba a más de un millón de familias.
El gas fue durante las dos primeras décadas del siglo XXI el principal sustento de la economía boliviana. Hasta el 2022, los ingresos por el gas alcanzaron los 43.700 millones de dólares.
Control del Estado
Hasta 2005 petroleras como la española Repsol o la brasileña Petrobras operaban en Bolivia bajo normas jurídicas muy beneficiosas, pagando un 18% de impuestos al Estado.
Ese mismo año, el Congreso boliviano aprobó una nueva ley de hidrocarburos la cual puso al Estado como principal actor de lo que sería la política gasífera de Bolivia.
También se creó un impuesto directo a los hidrocarburos que aumentó la participación estatal en la renta hidrocarburífera del 18 por ciento al 50 por ciento.
Un año después, con la llegada a la presidencia del líder indígena Evo Morales, Bolivia nacionaliza sus hidrocarburos, medida que entregó a la empresa estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) el 51% de las acciones de las empresas de hidrocarburos que habían sido capitalizadas por privados. El 82% de las utilidades eran para el Estado y el restante 18% para las petroleras privadas.
Evo Morales, expresidente de Bolivia, con un casco de la asociación minera Fencomin durante una manifestación de apoyo al gobierno. (GETTY IMAGES)
En el 2006 Bolivia tenía reservas de 13,7 Trillones de pies cúbicos de gas (TCF), las segundas en importancia de América después de las de Venezuela.
“Se creía que Bolivia tenía tanto gas que se construyó una narrativa política orientada bajo el eslogan de que se debía gasificar la economía, que había tanto gas que toda la economía había que basarla en el gas”, afirmó Velásquez.
El ocaso del gas
Pese a las nuevas reglas, las petroleras extranjeras se quedaron en Bolivia a explotar las reservas que ya se habían descubierto, atraídas por el buen precio del gas y del petróleo en aquellos años.
YPFB junto a las empresas realizaron una acelerada explotación de los yacimientos, pero esto no vino acompañado de una política de reposición de reservas mediante la exploración de nuevos yacimientos.
Ante la falta de proyectos de exploración, la producción de gas y las reservas decayeron. En el 2014 se alcanzó una cifra récord de 59 metros cúbicos al día (Mm3d) y desde ese momento hasta la actualidad la producción ha caído un 44 por ciento.
En el 2016 entró en operaciones el campo Incahuasi en la región de Santa Cruz (este) con una capacidad de producción actual de 11 Mm3d, el último yacimiento en casi una década, operado por la francesa Total Energies.
Las reservas de gas que en el 2014 se encontraban en 10,5 TCF, cayeron a 8,95 TCF en 2018 año en el que se realizó la última certificación de las reservas bolivianas.
El gasoducto boliviano-brasileño en Río Grande, al sur de Santa Cruz de la Sierra. (GETTY IMAGES)
“Lo que el país ha hecho es exprimir con altos tributos reservas descubiertas hace 25 años y no ha tenido la capacidad de reacción, de hacer un nuevo marco jurídico, con menos tributos, que pueda hacer que la exploración se dé en Bolivia”, declaró a TRT Español Álvaro Ríos, ministro de Hidrocarburos de Bolivia entre 2003 y 2004.
Repercusión económica
Los ingresos de los hidrocarburos representaban el 7,1 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de Bolivia en el 2014, uno de los mejores años de producción de gas. Ese año, Bolivia alcanzó un crecimiento económico de 5,5 por ciento.
Tras ello, las ventas de las exportaciones de gas comenzaron a caer. En una década bajaron de 6.011 millones de dólares a 1.880 millones, es decir un 68,7 por ciento. El volumen de las exportaciones disminuyó de 13,46 millones de toneladas a 5,57 millones de toneladas durante el mismo periodo, según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
Desde el 2014, las exportaciones al mercado argentino han caído un 70,9%. Argentina ya anunció que dejará de requerir gas boliviano desde el 2025, adelantando en un año el fin del contrato con Bolivia.
En tanto, las ventas al mercado brasileño cayeron 55,8% y Bolivia ha tenido que renegociar el contrato con el gigante sudamericano ya que no ha podido mantener los volúmenes de gas comprometidos.
Plan de reactivación
El presidente de Bolivia, Luis Arce, ha aseverado que la producción de gas “ha ido cayendo hasta tocar fondo”, por lo que lleva adelante un plan para reactivar el sector hidrocarburífero.
YPFB anunció una inversión de 669 millones de dólares de los cuales 323,72 millones de dólares serán utilizados para la exploración de más de 30 nuevos campos gasíferos para reponer reservas y reactivar la producción.
Luis Arce, presidente de Bolivia, durante la inauguración de una nueva planta estatal de Yacimientos de Litio Bolivianos. (GETTY IMAGES)
El Gobierno de Bolivia también ha apostado al litio para levantar la economía del país. Según la empresa estatal Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB) el país cuenta con 23 millones de toneladas de litio cuantificadas, una de las mayores del mundo.
Bolivia firmó un acuerdo de explotación de litio por 90 millones de dólares con el consorcio chino CBC, mientras que la estatal rusa Uranium One Group comprometió una inversión de 450 millones de dólares en el litio boliviano.
Las posibilidades que se abren con las nuevas fuentes de energía no deben hacer olvidar que los combustibles fósiles siguen constituyendo una de las principales fuentes exportadoras del país, y que su merma incide en un crecimiento económico excesivamente dependiente de las mismas.