¿Se asoma Estados Unidos a otra recesión económica?
La deuda total de tarjetas de crédito en EE. UU., que supera el billón de dólares, y el aumento de la deuda hipotecaria podrían ser indicadores de una crisis económica.
Dos indicadores de la economía de Estados Unidos muestran que los deudores, la gran mayoría de la población, están teniendo dificultades para hacer frente a los pagos contraídos.
La deuda total de tarjetas de crédito en el país supera el billón de dólares. Las deudas de este sector con retraso considerable se encuentran en su mayor nivel en más de una década.
El conjunto de deuda de tarjeta de crédito gravemente atrasada, es decir, que acumula más de 90 días de demora, se incrementó a 10,7% durante el primer trimestre de 2024, de acuerdo con el Banco de la Reserva Federal de Nueva York. En contraste, hace un año solo el 8,2% de las deudas de este sector tenían retrasos considerables.
Por otro lado, Estados Unidos tiene 50,8 millones de hipotecas pendientes con saldos impagados. La cantidad total pendiente ascendió a 11.700 millones de dólares en el primer trimestre de este año, según indicó el martes la Agencia Federal de Financiamiento de la Vivienda (FHFA).
A pesar de un breve período de disminución después del estallido de la burbuja inmobiliaria estadounidense y la crisis financiera mundial, el monto total de la deuda hipotecaria en Estados Unidos ha ido en aumento. En 2023, la deuda hipotecaria ascendió a 20,2 billones de dólares, frente a los 19,3 billones de dólares de 2022.
Ambos indicadores nos muestran un retraso significativo en los pagos de las deudas más comunes en cualquier hogar estadounidense: las tarjetas de crédito y las hipotecas, y que se encuentra en su punto más alto de todos los tiempos.
La crisis del 2008
Son muchos los factores que coincidieron en el 2008 y que causaron la mayor recesión económica de este siglo. Entre ellos resaltan los préstamos predatorios en forma de hipotecas de alto riesgo dirigidas a compradores de viviendas de bajos ingresos así como la acumulación continua de activos tóxicos dentro de los bancos -como la deuda por las tarjetas de crédito-.
Esto, unido a la excesiva asunción de riesgos por parte de las instituciones financieras globales y el estallido de la burbuja inmobiliaria de los Estados Unidos culminaron en una "tormenta perfecta".
La película La gran apuesta, basada en el libro homónimo y autobiográfico de Michael Lewis, ilustró perfectamente cómo estos factores desencadenaron la crisis.
En 2024 la deuda es más grande
Las economías de las sociedades modernas se basan en la constante creación de crédito, esto es, en el constante incremento de la masa de dinero disponible. Por esta razón se considera que una inflación controlada, entre el 2% y el 3%, es buena. Y por esta razón la deuda de un país siempre va en aumento.
En el 2008 y justo después de la “expansión cuantitativa” -un elusivo término diseñado para esconder el dinero entregado a los bancos para rescatarlos- la deuda pública estadounidense superaba el billón de dólares. En junio de 2024 supera los 30 billones de dólares.
En el 2007 el dólar era la moneda utilizada como reserva por defecto de casi todos los bancos centrales del mundo. Foto: AFP
Esto no representa la deuda privada, aquella contraída por particulares y empresas, pero nos da una idea del crecimiento de la deuda como forma de mantener la economía funcionando.
La deuda privada en 2007, antes de la crisis, representaba más del 200% del PIB estadounidense, mientras que en 2021 llegó a representar el 221%.
Esto es relevante ya que el principal detonante de la crisis del 2008 fue el impago sistemático de las hipotecas. Cuanto mayor es la deuda privada, más difícil es que los individuos puedan cumplir sus obligaciones financieras.
¿Se está cocinando una nueva crisis?
Según un informe del Banco de la Reserva Federal de Dallas, sí. El estudio, realizado en 2022, identificó señales de una “burbuja inmobiliaria estadounidense en ciernes”.
Aunque el fuerte aumento en los precios de las viviendas no indica una burbuja, hay otros factores fundamentales a considerar. “Los cambios en el ingreso disponible, el costo del crédito y el acceso al mismo, las interrupciones en el suministro y el aumento de los costos de la mano de obra y de las materias primas de construcción, se encuentran entre las razones económicas del aumento sostenido del precio real de la vivienda”, indica el documento.
Y si a esto le sumamos los niveles de deuda, la afirmación se intensifica. Además, hay otro factor que no era tan pronunciado en 2008.
Un hombre monitorea sus inversiones con su teléfono móvil y su laptop. (GETTY IMAGES)
El dólar no es lo que era
En el 2007 el dólar era la moneda utilizada como reserva por defecto de casi todos los bancos centrales del mundo.
En contraste, en 2024 la organización BRICS+ comenzó a hablar abiertamente de “buscar una alternativa al dólar” y de “fortalecer los intercambios comerciales en monedas locales”.
Al mismo tiempo, el mes pasado caducó un acuerdo entre Arabia Saudí y Estados Unidos por el cual el país árabe, uno de los principales productores de petróleo del mundo, se comprometía a aceptar únicamente dólares como pago por este material. Y Riad no lo ha renovado.
Estos son solo dos indicativos de que el dólar está perdiendo el atractivo que tenía como moneda de reserva, lo que a su vez podría debilitarlo y, en consecuencia, incrementar la posibilidad de una crisis financiera en Estados Unidos.