Peligroso huracán Beryl amenaza el Caribe: ¿cómo se fortaleció tan rápido?
Beryl, el primer huracán de la temporada en el Atlántico de 2024, encendió las alarmas por su rápido fortalecimiento a una peligrosa categoría 4 de 5. Así se forman y se intensifican los huracanes.
La temporada de huracanes en el Océano Atlántico acaba de empezar y las alarmas ya se encendieron en varios países del Caribe: Beryl, el primer huracán de este período que se extiende hasta noviembre, se fortaleció rápidamente a la categoría 4 de 5. Eso quiere decir, en palabras simples, que cuando toque tierra la intensidad de sus vientos puede destruir ciudades enteras, producir olas mortales de más de tres metros, causar inundaciones catastróficas y dejar inhabitables grandes áreas de tierra.
Por eso, al actualizar sobre la intensificación de Beryl con vientos sostenidos de 215 km/h este lunes, el Centro Nacional de Huracanes de EE.UU. advirtió que es “extremadamente peligroso”. Y pidió a los residentes que atiendan las instrucciones de las agencias de emergencia por las condiciones potencialmente letales que puede producir la tormenta tropical.
Se espera que Beryl toque tierra en las Islas de Barlovento este lunes. Había advertencias de huracán vigentes para Barbados, Santa Lucía, Granada, Tobago y San Vicente y las Granadinas.
El potencial destructor de este huracán es muy serio. Beryl ya ha marcado récords y no solo por ser el primero de la temporada. Empezando porque sólo tardó 42 horas –menos de dos días– en fortalecerse desde una depresión tropical hasta convertirse en un gran huracán, algo que sólo han logrado en el Atlántico otros seis ciclones en la historia, dijo el experto en huracanes Sam Lillo.
Luego Beryl adquirió más potencia, convirtiéndose en el huracán de categoría 4 que se ha registrado más pronto en la temporada, superando al huracán Dennis, que se fortaleció a tormenta de categoría 4 el 8 de julio de 2005, dijo Michael Lowry, especialista en huracanes y experto en marejadas de tormentas.
A eso se suma que es el primer “gran huracán que jamás se ha producido al este de las Antillas Menores en junio, según Philip Klotzbach, investigador de huracanes de la Universidad Estatal de Colorado.
El huracán Beryl dejó árboles caídos al pasar cerca de Bridgetown, Barbados, el 1 de julio de 2024. (AFP/Chandan Hkanna)
Ahora, ¿qué significa que sea un “gran huracán”? Esta es la denominación que los meteorólogos les dan a los huracanes con vientos sostenidos superiores a 178 km/h (categoría 3), 210 km/h (categoría 4) y 252 km/h (categoría 5, la más intensa de todas), de acuerdo a la Administración Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (NOAA).
La velocidad de los vientos de una tormenta tropical –que cuando alcanza los 120 km/h se convierte en huracán– es lo que los expertos vigilan de cerca para poder determinar el daño potencial y su magnitud cuando toque tierra. En una categoría 4, señala la NOAA, “se producirán daños catastróficos”, en la que la mayoría “de los árboles serán derrumbados o arrancados de raíz y los postes eléctricos serán derribados. Los árboles caídos y los postes eléctricos aislarán las zonas residenciales”. También es un escenario en el que “los cortes de energía durarán semanas o posiblemente meses”.
"Beryl es un huracán extremadamente peligroso y raro para esta época del año en esta área", advirtió el experto Lowry en una entrevista telefónica. "Inusual es quedarse corto. Beryl ya es un huracán histórico y aún no ha tocado tierra". E insistió "esta es una amenaza seria, una amenaza muy seria".
¿Cómo se forman y se intensifican los huracanes?
Los huracanes son fenómenos meteorológicos que absorben el calor de las aguas tropicales para alimentar su fuerza. Ahí está la clave de cómo se forman y se intensifican.
“Los huracanes se forman sobre el océano y a menudo comienzan como una onda tropical, un área de baja presión que se mueve a través de los trópicos ricos en humedad, posiblemente aumentando la actividad de lluvias y tormentas eléctricas”, explicó la NOAA.
Y añadió que a medida que este sistema meteorológico se mueve a través de los trópicos, “el aire cálido del océano se eleva hacia la tormenta, formando un área de baja presión. Esto hace que entre más aire. Luego, el aire sube y se enfría, formando nubes y tormentas eléctricas. Arriba en las nubes, el agua se condensa y forma gotas, liberando aún más calor para alimentar la tormenta”.
Todo mientras el viento va ganando velocidad. El sistema de nubes y aire comienza a girar más rápidamente, mientras el calor del océano y el agua que se evapora lo sigue alimentando, hasta que forma el ojo que las imágenes satelitales logran captar en el centro de la tormenta. Cuanto más cálido es un océano, más fácil es que el agua líquida se convierta en vapor y alimente las nubes de la tormenta.
Un hombre bloquea la entrada de su tienda para evitar daños cuando llegue el huracán Beryl a Bridgetown, Barbados. (AFP/Chandan Hkanna)
Solo cuando la velocidad del viento en una tormenta tropical alcanza los 120 km/h pasa a ser huracán, específicamente de categoría 1. A medida que aumenta esa velocidad, aumenta la escala en la que se clasifica.
“Durante un solo huracán, los vientos furiosos pueden producir aproximadamente la mitad de energía que la capacidad de generación eléctrica de todo el mundo, mientras que la formación de nubes y lluvia de la misma tormenta podría liberar una asombrosa cantidad de 400 veces esa cantidad”, detalló la NOAA.
Brian McNoldy, investigador de meteorología tropical de la Universidad de Miami, explicó a AP que las aguas cálidas están alimentando a Beryl, y el contenido de calor del océano en las profundidades del Atlántico es el más alto registrado para esta época del año. Justamente, Lowry, el otro experto destacó que “las aguas ahora están más cálidas de lo que estarían en el pico de la temporada de huracanes en septiembre”.
En palabras sencillas, Beryl ganó la fuerza de huracán categoría 4 porque el océano está muy cálido y el calor es como gasolina para este tipo de fenómenos. Entre más calor más velocidad logran sus vientos y por lo tanto más devastador es cuando toca tierra.
El cambio climático, clave en la devastación de los huracanes
Al calentar los océanos, el cambio climático es el aliado perfecto de los huracanes. Si bien se necesitan ciertas condiciones adecuadas para que se formen, una vez el fenómeno meteorológico ha ganado fuerza, aprovechará el calentamiento de los océanos para generar vientos más feroces y causar mayores marejadas ciclónicas.
Además de afectar a la intensidad máxima de los huracanes, la crisis climática también puede aumentar la cantidad de lluvia que son capaces de dejar sobre un determinado territorio, según Andrew Kruczkiewicz, científico atmosférico e investigador del Instituto Internacional de Investigación sobre el Clima y la Sociedad de la Universidad de Columbia.
"Cuanto más cálida es la atmósfera, mayor es la capacidad de agua", afirmó. "Esto puede significar un aumento de las precipitaciones intensas".
También hay cada vez más evidencia de que la temporada de tormentas en sí se está alargando, ya que la ventana durante la cual las temperaturas de la superficie del océano favorecen la formación de tormentas tropicales comienza más pronto y termina más tarde, dijo Michael Mann, climatólogo de la Universidad de Pensilvania.